miércoles, 7 de julio de 2010

Medium Intermedio

Cuando crecí una mano en años, me cambié de hogar a un par de cuadras del lugar.
Me dolió bastante ese cambio de realidad, que a la vista de los adultos, era lo mismo.
Visitaba la plaza todos los días durante un año. Los pocos días que no iba a la plaza, me los pasaba en casa mirando por la ventana como era la plaza de mi nuevo hogar, porque también tenia. 
Al pasar el tiempo, me di cuenta que no era lo mismo ir a la plaza como "turista" que a ser lugareño. No tenía ninguna comodidad y no me aportaba en nada más que en recuerdos.
Un día, al volver a casa desde la plaza, noté que había una palmera pequeña en el centro de esta nueva plaza. En mi plaza de pequeño también había una palmera, pero era enorme, más alta que los bloques.
En fin, noté que el cambio era positivo por una cantidad enorme de cosas beneficiosas que al pasar el tiempo fui descubriendo, las cuales no nombraré por que no van al caso, aunque en este preciso momento, recuerdo bastantes. Al recordar esas cosas, también me acordé de las negativas, esas que te afectan al ser un plus ligado a lo genético.
Los cambios buenos o malos, son siempre distintos.




Pequeño...

Crecí en un pequeño espacio dentro de un bloque "condominizado", donde había una gran plaza que cubría mis esperanzas de conocer mas allá de aquellos bloques de colores opacos y repetitivos que desvirtuaban mi vista para apreciar el cielo. De la mano de mi ego fui caminando, armándome de valor, hasta la reja, para así salir y contemplar lo que nunca había visto. Al llegar a la reja, me sentí asustado por lo peligroso que puede ser estar fuera de todo lo que conocía.
logré salir sin ningún problema y pude ver más allá de lo que era visible para mi: Vi cables de alumbrado por todas partes por sobre las cabezas de todos; vi autos viejos y abandonados, cuidados por perros también viejos y bravos; vi veredas construidas con lo que sobraba de las guerras: El polvo; sentí olor a frutas descompuestas; escuché ese sonido apestoso del transito y por ultimo, vi más y más bloques de colores opacos, pero sucios. 
Al ver todo eso volví a la plaza, donde estaba a salvo.

Que linda era esa plaza... recuerdo que habían arboles gigantes, juegos para nosotros los niños y el cielo que nos cubría era precioso, porque al anochecer, se volvía de color fucsia. 
Y esos bloques...que brillantes eran!