
Ayer Pensé: Hoy es un día domingo como cualquier otro. ¡Relájate! Es domingo. Eso quiere decir que voy a empezar a cuestionarme un montón de cosas existenciales, que voy a pensar en que el daño tiene estado sólido pero como hay tanto daño en cualquier cosa últimamente, el daño a preferido tomar otros dos estados más para cubrir todo, pensar en el porque habré nacido en este mundo si, según gente con buena imaginación, puede que existan otras dimensiones o cosas por el estilo o pienso en hacer un concurso. ¿En que consiste? En encontrar la cosa más mierda o maldita de todos los tiempos o del sentir humano.
Tengo algunos candidatos pero quizás sea cosa personal. Analizando estos candidatos me di cuenta de que no son específicamente físicos, si no que tiene sus actores y contextos, demasiado variables, pero con el mismo fin para poder darle el significado a este, es decir, que los candidatos son actos o sencillamente palabras.
Luego de creer tener los mejores candidatos y un favorito me di cuenta que todo estaba mal. Me pregunté bulliciosamente: ¿Qué anda mal?, ¿Serán los candidatos?, ¿Será que mis favoritos no pueden entrar al concurso o simplemente debería buscar más opciones?, ¿Realmente me interesa hacer un concurso el cual intenta encontrar y luego “premiar” la cosa más mierda o maldita de todos los tiempos o del sentir humano?
Mi respuesta a esta fue: ¡NO! Realmente no quiero hacer esto. Pero ¿Por qué?
Cuando me estaba haciendo esta pregunta sentí una brisa, mi favorita. Esa brisa que cuando la hay y hablas sientes que tus palabras nunca deben parar de pronunciarse por que nunca te quedarás sin oxigeno y tampoco con la boca seca. Mientras sentía tal sensación me di cuenta que sentir negatividad, odio, rencor y luego maldecirlas es algo que no va conmigo por que sabía que darle más cuerda a esas expresiones no me haría feliz. ¡Que simple es ser feliz!
Al día siguiente, es decir hoy, llegue al colegio con pasos vacilantes y alegres, subí los escalones, me acerqué a mi novia y le dije: Te Amo.