domingo, 31 de enero de 2010

Una cabeza, una gorra

Adaptar el sobrenombre sin trabar la esencia
Hay pocos frutos, muchas velas sin mi presencia
creencia respetiva embarcaciones sin medida estancia
la fragancia de la zona, simple vagancia de la sustancia.
La crianza paseando su pavimento de sobredosis en la cima
tan fría de frente que con su placa de metamorfosis ella camina
de negro a blanco, de reo a franco
deseo un árbol, yo quiero tu campo
infèrtil en mis manos, dorados en tus sacos
mis pies sucios cansados, los tuyos ligeros y bien calzados.
Ciudades acromáticas, informáticas y sin estáticas
calles diplomáticas...
de negocios son las platicas y de poder las prácticas
el abuso es una táctica y la fuerza solo con armas metálicas.


La rareza de que una cultura callejera tenga su propio sufragio
personalizado por una capucha, un pincel y las ganas de que ocurra un cambio.
Sufragio escrito con pinturas, distintas tintas y herramientas en cada barrio
Y mas que un lenguaje, es una expresión unica planteada en cada espacio.


Esto necesita un cambio, y yo soy el cajero...
(Ice Cream Culture)

miércoles, 6 de enero de 2010

Doble ojeada murmurando apaciguar la pasión

Ser sincero y silencioso, nada más grato para una dama y más talante para un varón.
De todos modos, cuando uno nota que resulta, exagera un poco.
Tal vez olvida un poco la realidad. El contraste...La negación no falsa ni mentirosa...Mucho menos burda.

El color y el aroma; la boca y la cintura; la sonrisa y el caminar.

Suavecito e insaturable.
Hay que ser mucho para eso...se acaba el viento y las horas al no pasar volando dejan de cambiar las cosas.

No me gustaría que sea imitable por otras personas, ni clonable. Mucho menos apacible para alguien que no fuera yo y mis seres de confiar.
La confianza y la musica brindan su sabor.


La creación y la opción: Siempre serán nuevas alternativas y bienaventurados caminos.
Con una pluma y un martillo se rompe el sentimiento. Con calma... con muuucha paciencia y con pocas miradas.



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lunes, 4 de enero de 2010

La gracia de tu rama verdecida (ANTONIO MACHADO)

Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento...

Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.

Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.

Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.

Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.

No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.

Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde...