lunes, 2 de noviembre de 2015

Ya abrimos los ojos, nos están cagando.

Quiero hacer énfasis en no ver la situación del confort como "ÉL caso particular de mafia sobre UN producto en detalle" sino que, por el contrario, todas las empresas deben ser cuestionadas, inclusive el estado por la nula fiscalización de su organismo regulador a fin de evitar este tipo de estafas en el mercado. No puede ser que los ciudadanos y los medios sean quienes se encarguen de denunciar e inclusive de investigar estos casos.
No es culpa de un partido político, sino de la ignorancia de todos por escoger ser representados por quienes no nos escuchan, personas que son invitadas a participar en políticas sociales con motivo de beneficiar sus negocios y cagarnos desde dentro.

Por qué creen que el sr. Gabriel Ruiz-Tagle, empresario millonario y cerebro de la colusión entre las papeleras, "decidió" no competir por la alcaldía de providencia? Cuando se ve cuestionado el sector empresarial todos los responsables se esconden de la exposición pública por motivos obvios. Luego todos se lavan las manos y hacen como Ena von Baer mintiendo en cámara reiteradas veces a todo el país. A ella (ahora) le importa una raja ser cuestionada, sabe cómo nos cagan igual y que no perdió ningún peso en esta batalla mas que una carrera política.

Otro caso es el nuevo fiscal nacional, Jorge Abbott.
Primo del ex ministro de Sebastián Piñera y presidente de empresas Penta Alfredo Moreno, también primo del director del Servel ligado al gremialismo, el abogado Eduardo Charme Aguirre, y si parece poco también es familiar de Jorge "Choclo" Delano, el principal imputado del caso Penta. Las preguntas y los calificativos sobran.

Sí, parece chiste, pero la burla somos nosotros.
Los responsables de la mala praxys somos todos: estado por no regular ni castigar, empresas por hacernos mierda sin criterio y ciudadanos por "comer y callar".

Recordemos que nosotros somos ni mas ni menos que la razón del enriquecimiento de estas personas...

Hay que enojarse, hacer estallar la impotencia de todos, dominarla y luego actuar con inteligencia colectiva. Enorgullece que la ciudadanía tome cartas en el asunto y sea consciente de la importancia de estos casos, sobre todo porque están afectando su vida diaria.
Aun no es suficiente, pero es un buen comienzo.