sábado, 5 de marzo de 2011

Jaula & Sueño

Aquel hombre que nadaba contra la corriente, le caía el cielo en su espalda y traspasaba cada gota de agua que levantaba al nadar y nadar... Al momento de alcanzar la orilla, con sus pies sobre la tierra se impulsó para así cometer un fingido error, un nuevo naufragio cursó y el paisaje nunca estuvo a su favor. Su visión era sencilla, guiada por la luz del sol reflejada en sus ojos cafés jamás cerrados desde su nacimiento profano. Su única fantasía era comerse la fruta del árbol al otro lado de su jaula. De que manera él podría si quiera tocar la fruta... De que manera podría bañarse en la miel dulce de aquel panal... De que manera podría un hombre sin sueños ser feliz. Al golpearse con una rama aquel hombre cayó y su vista se nubló. Estaba perdiendo lucidez y al encontrarse sin fuerzas, este esclavo se desmayó. Este hombre pudo soñar y en sus sueños voló sobre una mariposa tan grande como el océano azul, observando todos los árboles que entregaran frutos. Al tocar la fruta que había escogido despertó. Se encontraba con cinco costillas rotas, una pierna ensangrentada y la cabeza partida. Lo habían masacrado dos reos que sentían envidia de aquel hombre. El hombre sin inquietarse, con sus lágrimas de emoción que brotaron gracias al sueño, se lavó el cuerpo. Les contó con entusiasmo que había descanzado e ilusionado gracias a ellos dos por desmayarlo con aquel golpe. Arrastrándose, el hombre intentó abrazarlos pero estos mientras se les acercaba, le proporcionaron con un fierro su muerte. Llegaron los gendarmes y al ver un hombre muerto, inmediatamente culparon a los únicos dos compañeros de celda que tenía, los tomaron y los golpearon brutalmente. Por desgracia uno de ellos murió. Al otro lo aislaron en una celda oscura sin ventana ni espacio suficiente para poder estirarse en el piso. El plan de estos reos era sencillo: Ser golpeados con mucha más fuerza para así poder permanecer desmayados mas horas que el primer hombre. 
El reo completamente agotado se desmayó. Dentro de su cabeza, un duendecillo buscó alguna imagen que estuviera bien grabada para convertirla en un sueño, pero lo único que encontró fueron recuerdos de la golpiza que le había dado al hombre, luego la de los gendarmes y por ultimo de la habitación oscura y sin espacio. El reo completamente loco despertó, gritando como un cerdo que no tiene perdón. Una pesadilla había acabado con sus ganas de soñar y en horas los ojos no cerró. Luego de calmarse, pensó en por que el plan no resultó y cuenta se dio que nunca por la ventana como aquel hombre miró.