
Me revuelco en un pantano tan misterioso como la Isla de Socotra, rodeado de arboles en forma de paraguas con sabia roja, pajaros con la cara amarilla al igual que sus patas, flores en forma de tornados de color rojizo, gusanos que parecieran tierra en movimiento y lagartijas con las piernas traseras gordas como las de un mamífero. Siento la incertidumbre fría al no saber con que me podría encontrar, sabiendo que existen todas las posibilidades de que ocurra algo desconocido. Desde que salga un niño con cola de lagarto, ojos de camaleón, mirada de búho, patas de medusas y brazos de araña, hasta que no ocurra absolutamente nada de eso y simplemente aparezca una señorita que gustaría hacerme compañía.

Anteriormente hubiera estado más convencido de que me saldría la niña con las características extrañas de la zona como la cola de lagarto, pero creo haber abierto un párpado y mirar la posibilidad mas positiva que sería solo permanecer en ese pantano por si aparece la señorita que desea compañía al igual que yo.
Si solo estoy perdiendo mi tiempo, me iré antes de que salgan todas las cosas que no quiero ver y nunca recordar.
Las cosas pueden cambiar tu punto de vista, pero siguen siendo las mismas.
Se trata de distinción y no de transformación.
Se trata de amor y su contrario: la indiferencia, pero no de su par: el odio.
Sigue tu camino y mira para los costados y para delante, no para atrás.

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